domingo, 20 de mayo de 2007

Carlinhos Brown en Alicante

Jorge Salazar


Los músicos veraniegos son como las aves migratorias, pasada la época estival alistan el petate y emigran a lugares más cálidos y soleados donde puedan pasar sus insulsas vidas. Sí, la vida del artista suele ser muy insulsa, protagonizando esas extenuantes giras de verano hay monitos de circo que no son nada felices despertando cada día en un hotel distinto. Lo mismo le debe pasar a Carlinhos Brown, se le nota mustio, falto de ideas y poco inspirado en su último álbum “A gente ainda nâo sonhou”: un disco repetitivo, lento, comercial y poco creativo… ¿Debemos perdonárselo? Yo creo que sí: más de veinte años de carrera y de grandes éxitos a ambos lados del Atlántico es un mérito obtenido por muy pocos, aún más teniendo en cuenta su desvinculación de los círculos comerciales hasta hace muy poco tiempo… el que se haya vendido porque ya está cansado de lo mismo es otro asunto, factor que no debe empañar una trayectoria única.

“O leâo do Candeal” se dejó caer por la ciudad de Alicante para presentar su nuevo y descafeinado LP. La actuación, anunciada desde un principio en la Playa del Postiguet, fue trasladada a las inmediaciones del Estadio Rico Pérez por decisión del Club Hércules. El dato desconocido por muchos, condujo a unos cuantos desinformados –grupo en el que me incluyo- al Postiguet. ¿Resultado? Cerca de cien personas desorientadas en la Playa a las once de la noche. El desasosiego crecía cuando se les preguntaba a los transeúntes sobre el concierto y nadie sabía de los estábamos hablando. Ni el camarero, ni los monjes del tesoro de los 11.000€, ni las de la Feria, ni el gordo del parking, nadie sabía nada de Carlinhos, y la única información que llegaba inducía a la contradicción… De repente se oyó una voz en el fondo norte, un iluminado comunicó la novedad al centenar de personas; “el concierto es en el Rico Pérez”: dispersión inmediata, en escasos 10 minutos estábamos en los alrededores del Estadio intentando aparcar en algún miserable lugar sin atropellar a ningún niño gilipollas, y sin golpear a ningún coche. Misión posible.

Entramos al recinto, ¿qué decir de la organización? Unos cuantos policías, dos moticos, cuatro coches patrulla, y tres guardias jurado. Para un concierto gratuito esperaba más, pero ni hizo falta, el civismo que se respiraba se encargó de todo. El escenario: Motivos marinos, un enorme pez goopie de cartonpiedra, y unos músicos disfrazados de tripulación marina –especial mención para las “comandantes”, dos bellísimas bailarinas que hacían los coros y las coreografías de Carlinhos- . Todo dispuesto, el recinto a medio llenar, y arranque.

El concierto fue como conducir un tractor de gasoil, empezó muy lento y a trompicones, y luego cuando cogió velocidad y fuerza no hubo quién lo parara –cuando me fui todavía seguía la fiesta-. Como la discográfica mandaba “O leâo” tuvo que abrir con algunos temas de su nuevo disco, intercalándolos con algunos clásicos no muy conocidos en nuestro país: canciones como “O aroma da vida”, o “Everybodygente” hicieron cundir el pánico en el público: ¿es Carlinhos Brown? El estilo lento, falto de carisma y cargado de excesiva saudade pilló desprevenidos a unos cuantos juerguistas que tenían ganas de “María Caipirinha ” y en la primera parte del concierto solo encontraron a la “Marina dos Mares ”, que además de ser desconocida no cumplía las expectativas. Consumado el fracaso de introducir las nuevas canciones en su repertorio, llegó el momento del reencuentro con los espectadores. Fue entonces cuando llegó el ambiente janeirino y carnavalesco que puso a bailar a todos los asistentes. El resto del concierto pasó realmente rápido, estaba con mis amigos, me agarré a una larga conga y acabé en Calcuta donde me encontré a unos colegas, allí entre la samba, y el ska (aporte de los punkies con los que me encontraba) el tiempo voló. “Maria Caipirinha” a pesar de hacerse de rogar se dejó ver por lo menos tres veces, acompañada esta de la dinámica propuesta del artista: todos corriendo pa’ la izquierda, todos corriendo pa’ la derecha (normal que uno se perdiera). Entre estas brincadeiras multitudinarias fluyó la alegría por todo el recinto, un sentimiento de amor y paz con el mundo invadió a todos los asistentes. La comunión con el público no pudo haber sido más productiva. Tras la despedida final, y los “otra, otra” de rigor, la banda salió una vez más a meterle más candela al público y cómo no, a adular al sacrosanto Hércules: al final subió el presidente, las “comandantes” le hicieron un sándwich entre sus turgentes cuerpos, y unos cuantos más de la cúpula directiva se animaron a meterle mano a las bailarinas. Carlinhos se calzó la camiseta blanquiazul, y para regocijo femenino dejó su torso descubierto durante un buen rato. Cuando los pies no dieron para más se dio por concluido el concierto, al fondo a la derecha una escola de samba siguió la fiesta: espontáneos golpeando los timbales, bailando, y víctimas del dulce trance en el que induce la bella música brasileira. Órdem e Progrêsso!!

En resumen: Samba, color, alegría y mucho ambiente veraniego nos trajo en gran Carlos. Es una auténtica pena que firme un álbum tan mediocre como el recién sacado "A gente ainda nâo sonhou", pero si sigue contagiando con su electrizante y enérgico directo seguro que salva las castañas del fuego. Yo ya he escuchado tres veces el álbum, le estoy perdiendo el odio y me está empezando a gustar. ¿Estará mi alma empezando a ser vendida al lobby de las discográficas e inexorablemente a la dictadura del blandengue pop? Todo esto y mucho más en el próximo capítulo de “¡Pedíselo a tu vieja!”


1 Típico pez de colores habitual en las peceras domésticas.
2 Sentimiento melancólico reflejado especialmente por la música portuguesa y brasileña. Dícese de la mezcla de la angustia por la pérdida de un ser o lugar querido, y la aflicción por no poder estar con la persona o sitio en cuestión.
3 Cacareado éxito veraniego que tuvo lugar en el año 2004. Es la canción más conocida por él público español, y una especie de himno en aquella época.
4 Una de las canciones más movidas del último álbum “A gente ainda nâo sonha”
5 Referente a Río de Janeiro, en especial a su carnaval, el cual tiene lugar en el verano del Hemisferio Sur.
6 Vocablo portugués utilizado para referirse a los juegos colectivos, o a las bromas. “Nâo faz brincadeira”: “No me tomes el pelo”.

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